Desde pequeña, la pintura ha formado parte de mí. Me dejaba llevar por los colores y las formas, por el placer simple de crear con las manos. Aprendí por mi cuenta, guiada por una pasión instintiva. Pintar, crear e inventar era mi refugio, mi lugar de juego, mi libertad.
Más adelante realicé una formación donde me gradué, durante la cual descubrí todo un mundo de técnicas ancestrales y gestos precisos, casi mágicos. Aprendí a recrear la ilusión de la madera, el mármol y la piedra, a jugar con la luz y la perspectiva a través del trampantojo… Artes sutiles que requieren paciencia, sentido de la observación y amor por los detalles.
He tenido la oportunidad de trabajar en lugares emblemáticos e inspiradores. Cada experiencia ha nutrido mi mirada y refinado mi práctica. Una pasión que se ha transformado en el deseo de contar historias a través de la pintura y de dar vida a la ilusión mediante la materia.